23 DE ABRIL 2022

 

Querida familia parroquial,

La historia de Emaús que escuchamos proclamado en este Tercer Domingo de Pascua es como un evangelio dentro del Evangelio. Es una lección muy rica cual sirve como un resumen de nuestra unión con el Señor en la jornada de la vida.

Por los dos discípulos en el camino a Emaús, el futuro se veía muy oscuro. Después de la muerte de Jesús en la cruz, sintieron que todo se había perdido. Pero Jesús vino y uso las escrituras para iluminarlos. Cuando les enseño el significado de la Palabra de Dios, ellos empezaron a entender su cruz en una manera diferente. Lo vieron, no como un desastre total, pero como una nueva etapa de gracia. Cuando llegaron a Emaús, lo reconocieron en el partir del pan. Era el espíritu de sacrificio que Jesús instituyo el acto que ultimadamente enseño quien era de verdad.

La historia de Emaús le habrá a toda la gente, de toda edad. Podemos vernos en estos viajeros en su camino, en la fe y en la esperanza que han perdido, en la experiencia de tener a alguien de repente caminar con ellos en el camino difícil, dándoles inspiración, dándoles nueva fe y esperanza. Y también, podemos identificarnos en el reconocimiento del Señor al partir del pan, en la Eucaristía, en el acto de sacrificio de alguna persona por nosotros. A menudo pensamos que estamos solo en este camino pedregoso, con nuestras luchas, desanimo, y dolor para compartir. Sabe el Señor? Esta ahí? Nuestra fe y sensibilidad cristianas, conocidas ya desde los primeros tiempos de la Iglesia, nos
aseguran que él está presente y que camina con nosotros por el camino pedregoso de la vida. El nos habla y parte el pan por nosotros, como hizo con los discípulos en la Ultima Cena y con los peregrinos en el Camino a Emaús.

Cuando estamos tristes, aburridos, desanimados o solos, el camino parece ser triste y largo pero cuando dejamos que alguien mas camine con nosotros, un amigo o extraño quien nos da valentía y alegría otra vez, el camino parece mas ligero, y nuestros corazones se alegran. El camino de la vida es así. Algunas veces es duro y cansado, pero se convierte fácil y alegre cuando sabemos que el Señor camina con nosotros y calienta nuestros corazones. Hoy y todos los días Jesús quiere ser nuestro compañero en el camino de la vida. Lo dejamos? Lo reconocemos?

Suyo en Cristo,

Mons. Cuong M. Pham